Francia, Reino Unido, Nigeria o Irak son países donde los atentados han sembrado el terror recientemente, sin embargo la repercusión que estos ataques tienen en los medios de comunicación es muy diferente. En los últimos años, atentados como el tiroteo masivo en la sala Bataclan en París o la explosión de una bomba en el concierto de Ariana Grande en Manchester han conmocionado y movilizado a la opinión pública europea y los medios de comunicación.
Tras aquellos ataques, fue muy común ver muestras de solidaridad con las víctimas en redes sociales, a través de hastags como #TodosSomosParís, mensajes de apoyo de líderes políticos e incluso fake news por parte de los medios que competían por dar la máxima información posible sobre los hechos. ¿Por qué no se movilizó la población o los medios con atentados que superaban con creces el número de víctimas, pero que tuvieron lugar en países como Kenia o Siria?
La respuesta está en la Jerarquía de la Muerte, Hierarchy of Death, un término que usan los medios anglosajones para describir cómo y por qué damos más cobertura a unas víctimas que a otras, especialmente en lo que respecta a la información internacional.
En esta jerarquía, a la hora de hablar de las víctimas, se tienen en cuenta dos aspectos: la proximidad y la calidad de la información. La proximidad hace alusión a cómo nos afecta más un suceso ocurrido en nuestro país o en países cercanos con una cultura similar. Este hecho tiene una explicación ya que es probable que hayamos viajado a París o conozcamos a gente de nuestro país que vive allí, por ello es natural que si ocurre un atentado en dicha ciudad nos afecte más que si sucede en una ciudad como Nairobi, la cual probablemente nunca hayamos visitado.
En lo referente a la calidad de la información, la mayoría de medios cuentan con corresponsales o enviados especiales en países europeos y norteamericanos, mientras que en países como Kenia, Nigeria o Siria poseenrecursos que puedan aportar información sobre lo que ocurre allí. La repercusión siempre será mucho mayor cuanto más desarrollado sea ese país y, por el contrario, no existirá demasiada información en países que se encuentren en vías de desarrollo ya que los medios no contarán con suficientes recursos en terreno.
La jerarquía de la muerte expresa también hegemonía, debido a que dependiendo del lugar en el que se haya producido un atentado, las víctimas pueden ser recordadas como individuos a los que los medios dedican amplios espacios para mostrar sus fotografías o biografías o, por el contrario, éstas se convierten en meras cifras en el anonimato de la fría estadística.
Víctimas diferentes
El 2 de abril de 2015, la milicia islamista somalí de Al Shabab asesinó, en un atentado que se prolongó durante 12 horas, a 143 estudiantes cristianos que se encontraban en la residencia de la Universidad de Garissa, una localidad cercana a la frontera con Somalia. Meses más tarde, la noche del viernes 13 de abril, Francia vivió el peor atentado terrorista hasta la fecha, con la coordinación de tres comandos yihadistas en seis ataques terroristas sobre diferentes puntos de París que dejaron un total de 120 muertos y 300 heridos.
Como se puede observar, estos dos atentados tuvieron prácticamente el mismo número de víctimas, sin embargo mientras el primero apenas fue noticia durante cuatro días, el segundo mantuvo en vilo a los medios de comunicación durante más de diez. Además, el número de noticias que se distribuyeron, por parte de los principales medios españoles, sobre el atentado de París fue un 90% mayor que las informaciones ofrecidas sobre lo ocurrido en Kenia.
Asimismo, si se hecha un vistazo a las portadas de los principales medios escritos españoles se puede percibir cómo el ataque en París ocupó portadas completas ilustradas con fotografías, mientras que el de Garissa compartió las primeras páginas con otras informaciones.
Titulares como “Noche de terror en París” (El Mundo) o “Matanza en París” (ABC) aparecieron en portada en los principales medios de nuestro país, todo de ello acompañado de imágenes en las que se podía ver a víctimas pero nunca mostrando cuerpos sin vida que se pudieran reconocer.
Sin embargo, en el caso de Kenia se utilizó un lenguaje que no apelaba tanto a la emoción sino que se limitaba a informar: “Al menos 147 muertos en el ataque a una universidad de Kenia” (El País). En el atentado perpetrado por Al Shabab algunos medios publicaron imágenes en las que incluso se podía reconocer a las personas fallecidas, aspecto que deja ver la poca importancia que se le otorga a esas personas.
De esta forma, la jerarquía de la muerte se hace patente mostrando cómo los medios influyen en que los ciudadanos sientan pena, preocupación o incluso compasión por las por las 120 personas fallecidas en París y absoluta indiferencia ante los 143 estudiantes que fallecieron en la Universidad de Garissa, y es que no todos somos iguales cuando llega la muerte a través de atentados.
Datos Técnicos
Autora: Claudia Poyato
Edición: Romina Morales
Imagen de portada: Tony Karumba/AFP
Etiquetas atentados, jerarquía, muerte, paises desarrollados, paises subdesarrollados, víctimas