Soberanía digital desde el espacio: Starlink y Kuiper en la carrera por la conectividad global

11 junio 2025 • Entradas recientes, Política mediática, Reciente • by

Internet satelital y ciberespacio, una conexión crítica

 

La expansión de Internet por satélite se ha convertido en una prioridad estratégica para gobiernos y corporaciones. En un contexto de creciente dependencia digital, garantizar la conectividad en zonas rurales o geográficamente aisladas es tanto una cuestión de mercado como de soberanía tecnológica.

El ciberespacio —entendido como el entorno virtual donde circula, se almacena y se manipula información a través de redes interconectadas— es hoy un terreno de competencia global. Estados Unidos lidera esta esfera a través de sus gigantes tecnológicos (Google, Microsoft, Meta) y organismos especializados en ciberdefensa como la NSA o el Cyber Command. China ha optado por un modelo de control interno y ciberespionaje, caracterizado por sofisticados mecanismos de vigilancia y casos notables como APT10 o el ataque a Equifax. Rusia, por su parte, ha perfeccionado una estrategia de guerra híbrida digital, combinando ciberataques, sabotaje y desinformación. 

La Unión Europea promueve una ciberseguridad cooperativa, basada en la coordinación entre Estados miembro para hacer frente a amenazas digitales comunes, sin optar por la militarización del ciberespacio. Este enfoque se sostiene sobre pilares reguladores y garantistas, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), y se proyecta hacia el futuro a través del impulso a la soberanía digital europea. Ejemplo de ello son iniciativas como GAIA-X, una infraestructura de datos en la nube diseñada para ser segura, interoperable, abierta y controlada desde Europa, y el proyecto IRIS² (Infraestructura para la Resiliencia, la Interconexión y la Seguridad por Satélite), el sistema europeo de conectividad satelital lanzado en 2022 como respuesta a proyectos como Starlink (SpaceX) y Kuiper (Amazon) (European Commission., 2022). Este enfoque se alinea con esfuerzos internacionales por fortalecer la gobernanza de internet, como el fórum nacional desarrollado en Túnez, que aborda mecanismos de ciberseguridad y privacidad en la era digital (EJO, 2017)

Sin embargo, pese a estos avances, un reciente informe del Instituto Europeo de Política Espacial (ESPI) alerta de que Europa corre el riesgo de quedarse rezagada en la carrera espacial y tecnológica global (Herranz, P., 2025) identifica una falta de voluntad política y de financiación suficiente como los principales obstáculos. Además, señala la fragmentación de prioridades entre los Estados miembro y la escasa percepción del espacio como un sector estratégico. Para revertir esta tendencia, el ESPI propone triplicar la inversión espacial europea hasta alcanzar entre el 0,15 % y el 0,25 % del PIB de la UE en 2040. También sugiere medidas como la creación de un Comando Espacial Europeo, mecanismos de co-inversión público-privada para startups tecnológicas, y la integración del espacio en agendas clave como la seguridad energética y la defensa.

Este enfoque apunta a que la soberanía digital no puede lograrse únicamente a través de marcos normativos y regulaciones internas: requiere también infraestructura tecnológica autónoma, visión estratégica común y una ambición espacial a largo plazo. 

En este contexto, Internet potenciada a través de redes de satélites se convierte en una extensión del poder digital: quien controla la infraestructura orbital controla también parte del ciberespacio global.

Florida, centro de lanzamientos estratégicos

En el mapa espacial mundial, Florida se ha consolidado como el epicentro de los lanzamientos, por la presencia de infraestructuras clave como el Centro Espacial Kennedy (NASA) y la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral. Esta elección responde tanto a razones técnicas como logísticas. Cuanto más cerca del ecuador se lanza un cohete, mayor es el impulso que obtiene de la rotación de la Tierra, lo que reduce el consumo de combustible. Además, los lanzamientos hacia el este —dirección de la rotación terrestre— permiten que, en caso de fallos, los restos caigan en el océano Atlántico, minimizando riesgos para la población. 

Kuiper, la apuesta orbital de Amazon

Kuiper es la incursión de Amazon en el espacio. Amazon ve una oportunidad estratégica para diversificar su modelo de negocio y posicionarse como una alternativa tecnológica sólida (Forbes., 2023)

Fundado por Jeff Bezos en 2019 a través de la filial Kuiper Systems LLC, el proyecto nace con el objetivo de desplegar una constelación de más de 3.200 satélites en órbita terrestre baja (LEO) para ofrecer conectividad global. Gestionado dentro de Amazon Web Services (AWS), Kuiper busca integrarse con los servicios en la nube de la compañía, generando una infraestructura digital global.

Aunque Bezos también fundó la empresa espacial Blue Origin, ambas compañías operan de forma independiente. Kuiper se centra en la conectividad; Blue Origin en el transporte y la exploración espacial. Sin embargo, existe sinergia: Blue Origin es uno de los proveedores de lanzamientos para los satélites de Kuiper.

Tras los primeros lanzamientos prototipo en 2023 (KuiperSat-1 y KuiperSat-2), Amazon desplegó 27 satélites operativos en abril de 2025. La inversión estimada ronda los 16.000 millones de dólares. Un punto clave en su evolución fue el fichaje de Rajeev Badyal, exvicepresidente del proyecto Starlink en SpaceX, lo que supuso un acelerón técnico y organizativo.

La constelación de SpaceX

Starlink es, hoy por hoy, la iniciativa privada más avanzada en el campo de las redes de satélites. Desarrollado por SpaceX —empresa fundada en 2002 por Elon Musk—, el proyecto ha pasado de ser una promesa a una realidad comercial. Desde 2020, ha ganado protagonismo global como herramienta de conectividad en zonas desconectadas, y también como infraestructura crítica en contextos de crisis, como el conflicto en Ucrania.

SpaceX cuenta con aproximadamente 4.800 satélites activos (de más de 7.000 lanzados), y la inversión acumulada supera los 10.000 millones de dólares. Aunque la compañía tiene otros desarrollos como el cohete Starship (clave para misiones a la Luna y Marte), es Starlink el que representa actualmente la principal fuente de ingresos.

Starlink ha demostrado cómo una constelación privada puede cambiar el equilibrio de poder tecnológico y estratégico, ofreciendo conectividad directa sin depender de redes terrestres.

¿Infraestructura digital o poder geopolítico?

Kuiper y Starlink simbolizan una nueva dimensión en la carrera espacial: la disputa por la soberanía digital a través de infraestructuras orbitales. Más allá de la cobertura a zonas remotas, estos proyectos representan plataformas para el control del flujo de datos, el acceso al ciberespacio y, en última instancia, el poder total.

La Unión Europea ha comenzado a reaccionar con proyectos como IRIS² (Infraestructura para la Resiliencia, la Interconexión y la Seguridad por Satélite) sistema europeo de conectividad por satélite, lanzado por la Comisión Europea en 2022. Sin embargo, todavía enfrenta el reto de consolidar una infraestructura propia que le permita competir en igualdad de condiciones. La conectividad global ya no depende solo de cables submarinos y antenas terrestres.

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