Construir una memoria colectiva, cambiar los puntos de vista, cuestionar el origen de los datos, convertirse en fuentes y generar nuevos relatos. Estas son algunas de los retos que afrontan las mujeres frente a los medios de comunicación. Fueron planteados en una mesa redonda con periodistas celebrada en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense como parte de un día completo dedicado a la presentación de la asignatura Comunicación y género, bajo el lema “Una asignatura para el cambio social”.
Todas las ponentes estuvieron de acuerdo con la idea de que el periodismo ha generado un discurso que invisibiliza a las mujeres, sus intereses y puntos de vista. María Hernández, periodista de El Mundo, recordó que “sólo cuando los periodistas la contamos aparece la realidad, por eso es tan importante la perspectiva de género”. Nuria Varela, fundadora de la Red Internacional de Mujeres Periodistas, puso como ejemplo la habitual cobertura de las guerras.
Tras haber pasado por Irak, Afganistán o Bosnia, su experiencia de las coberturas bélicas es que estas se centran en los frentes, en las ramas, y los ejércitos, y dejan de lado que en las guerras la población civil, buena parte de ella femenina, sufre el cierre de los hospitales, la falta de medicinas, la dificultad de desplazarse, la presencia de la basura que ya nadie recoge en las calles.
Estos relatos personales son más importantes que las abstracciones, defendió la periodista de ElDiario.es, Cristina Fallarás. Temas como la violencia de género, la pederastia o la Transición necesitan encarnarse en relatos generados por personas de carne y hueso para dejar de ser meras estadísticas o relatos mitológicos. Fallarás reivindica el poder de las redes sociales frente a los medios tradicionales porque dan voz a las mujeres, ya que los medios de comunicación son espacios manejados por hombres, que son los que tienen el capital.
Su iniciativa «Cuéntalo» es un ejemplo de este poder de los relatos personales
Tras el contestado fallo del juicio a La Manada, se recopilaron 160.000 mensajes de mujeres que narraban cómo ellas también habían sufrido abusos. “Si no hay memoria femenina colectiva, no hay relato, y sin relato no hay realidad”, afirmó Fallarás. “Si estuviéramos en la guerra de la verdad ya la habríamos ganado”, afirmó María Hernández. Pero es una perversión pretender que las polémicas generadas en la actualidad entre redes sociales y medios de comunicación son conflictos sobre la verdad.
Isabel Valdés, de El País, defendió que el relato periodístico debe ajustarse a los datos, pero que debe también cuestionar cómo se recopilan y por qué no hay otros disponibles. Cuando los números sobre violencia de género llegan siempre desde instituciones tan masculinizadas como la policía, la Delegación del Gobierno o el Consejo General del Poder Judicial, hay que incorporar al relato una perspectiva crítica sobre las fuentes e “impugnar los datos”.
Para Nuria Varela, es necesario que las mujeres se constituyan como fuentes de los medios, que tienden a ignorarlas en parte como resultado de unas rutinas periodísticas anquilosadas y también porque existe una voluntad expresa de contar el mundo de una determinada manera.
La creación de espacios periodísticos femeninos fue también sometida a análisis. Para Nuria Varela, “hay secciones de mujeres, con periodistas mujeres que escriben para lectoras mujeres, porque es un buen negocio y permite que el resto de los medios sigan haciendo lo de siempre”. Y hay pocos hombres que escriban sobre temas de mujeres, como si estos no fuesen asuntos de interés general.
Cuando se plantean temas o puntos de vistas femeninos desde los medios, se acusa a las mujeres de hablar desde sus intereses y de tener ideología, sin respetar la necesaria objetividad. “Como si los hombres no defendiesen también sus intereses y su ideología desde el relato que construyen los medios”, planteó Isabel Valdés.
“El patriarcado es ahora más sutil”
Recordaba Nuria Varela echando la vista atrás hacia los años que trabajó en Interviú. “El patriarcado es hacer programas sólo con hombres que hablan de igualdad”. Isabel Valdés defendió que está situación sí está cambiando: un periódico como El País está dirigido por una mujer desde hace meses, ha recuperado la sección de Sociedad, ha creado una corresponsalía de género y las mujeres tienen fuerte presencia tanto en la redacción como en los puestos de decisión.
El problema es que los datos desmienten ciertos relatos alarmistas y misóginos, pero no llegan a la gente. En buena medida, porque los medios no son capaces de crear un nuevo relato que se apoye en los hechos y conecte con la ciudadanía, que sea apoyado por todas las mujeres. Isabel Valdés recordó que las periodistas fueron uno de los colectivos que más empujaron para que la huelga del 8-M fuese un éxito. “Nosotras nos organizamos e hicimos mucho ruido, pero fue Ana Rosa Quintana desde su programa en la tele la que metió la idea de la necesidad de una huelga de mujeres en el salón de las casas de la gente de este país”
Autor: Héctor Fouce
Edición: Romina Morales
Imagen de Portada: Joakim Honkasalo
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