Impacto medioambiental de la contaminación digital, mayor que el tránsito aéreo

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6 abril 2021 • Nuevos medios, Reciente • by

Comprar a través de Amazon, ver series en Netflix, o escuchar música con Spotify son actos cotidianos que no parecen tener mucha relevancia; sin embargo, todos ellos contribuyen a aumentar las emisiones de Co2 en la capa de ozono. Cuando consumimos cualquier tipo de contenido online se produce una transmisión de datos que hace posible su reproducción. Para que el tráfico de información sea efectivo se necesitan grandes cantidades de energía que se extraen de la quema de combustibles fósiles, que a su vez provocan las dañinas emisiones de dióxido de carbono.

El 4% de las emisiones de gas de efecto invernadero son producidas por la contaminación digital, 1,5 veces más que el tráfico aéreo. Así lo ha anunciado un proyecto realizado por el think tank francés The Shift Project.

Dentro de estas emisiones debemos incluir la fabricación de dispositivos, el mantenimiento de los centros de datos necesarios para almacenar y transmitir datos, y las infraestructuras de red como la fibra óptica o las antenas 4G. El 45% del consumo energético corresponde a la fabricación de los dispositivos digitales, mientras que el 55% restante pertenece a su utilización. Un ejemplo claro del impacto que tiene, enviar un correo electrónico con un archivo adjunto equivaldría a dejar una bombilla encendida durante una hora.

Y, por supuesto, los medios online no son ajenos a todo esto. Cualquier sistema de emisión y gestión de noticias del mundo digital provoca una gran huella medioambiental. Ya sea una web, un blog, un canal de YouTube de cualquiera de los ahora tan famosos youtubers, cualquiera de todos ellos cuanta con la rapidez y la inmediatez de llegar a cualquier parte del planeta con su narrativa, pero por otro lado requiere del uso de una cantidad de energía y de una serie de herramientas que tienen que salir de alguna parte.

Otro estudio realizado por el comparador energético SaveonEnergy,  estima que reproducir media hora de contenido en Netflix emite alrededor de 200 gramos de Co2, lo mismo que conducir en coche la distancia de 800 metros.

Los resultados del estudio se extrajeron del visionado de contenidos de la plataforma durante el periodo de octubre de 2018 a septiembre de 2019. Es decir, fueron anteriores a la crisis sanitaria por Covid-19. Es importante señalar este dato, puesto que durante los meses de pandemia nos vimos obligados a permanecer en casa. Este hecho ha tenido un gran impacto en el consumo de Internet. Por ello, es lógico pensar que los datos del periodo de 2020 a 2021, serán aún más alarmantes.

 

El streaming ha logrado que contaminemos más

A día de hoy se utiliza el sistema de emisión de contenidos audiovisuales desde cualquier dispositivo, el streaming, de forma masiva. Ya sean medios, anunciantes, plataformas, empresas, individuos o instituciones, todos ellos utilizan esta novedosa manera de emitir al mundo de internet cualquier tipo de contenido o producción audiovisual. El streaming también es responsable de la contaminación digital, suponiendo el 34% del total. Detrás de ello se encuentra la pornografía con un 27%, los vídeos de YouTube con un 21% y los vídeos procedentes de las redes sociales con un 18%.

El sector de la industria musical también ha sufrido importantes cambios en las últimas décadas gracias al uso del streaming. La preocupación de los artistas por la venta de sus discos es cosa del pasado, ahora lo primordial es obtener el mayor número de reproducciones en plataformas cómo Spotify, o Itunes.

La música en internet afecta también al medio ambiente puesto que aunque se reduzca el coste medioambiental de producir música en físico (CDs, vinilos, etc.), las emisiones de dióxido de carbono aumentan.

Un análisis realizado en la Universidad de Glasgow por Matt Brennan y Kyle Devine en 2019 ha analizado la producción y consumo de música grabada en Estados Unidos desde la era del fonógrafo hasta la actualidad. Los resultados concluyen que a pesar de la tecnología, contaminamos más.

 

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Imagen: The economic cost of recorded music, by Kyle Devine y Matt Brennan

En el año 2000, en pleno apogeo del uso de CD, se produjeron 61.000 toneladas de plástico y 157.000 de emisiones de gases, con un total de 942 millones de copias vendidas. Sin embargo, entre 2013 y 2016, el streaming es responsable de tan solo 8.000 toneladas de plástico, en cambio las emisiones de gases se disparan entre 200.000 y 350.000 toneladas.

De esta manera, a pesar de que hemos reducido notoriamente la producción en plástico; gastamos el doble de energía que en la era del CD.

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