En pleno siglo XXI, el tratamiento sexista así como ciertos estereotipos y roles sexistas se perpetúan en las noticias ofrecidas por los medios de comunicación, especialmente en los más conservadores. Esas informaciones vulneran los principios de igualdad, capacidad y mérito, reconocidos como derechos fundamentales en la Constitución Española, y siguen alimentando el despecivo concepto de «maruja” aplicado a las mujeres. Veamos ejemplos: «Carmen la del bombo» o «Animal de compañía». Con estas expresiones tan vejatorias e indignas, se despachaban en 2008 los diarios ABC y El Mundo con la embarazada Carmen Chacón, ministra de Defensa. Fue nombrada por el presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, siendo la primera mujer en ostentar este cargo en la historia de España. Estos chascarrillos cargados de desprecio, pretenden excluir de determinados roles al injustamente denominado «sexo débil».
Cabe destacar el esfuerzo de las Administraciones Públicas a través de los Observatorios de la Publicidad de Información no Sexista en el fomento y vigilancia de la publicidad institucional en lo referente a los temas de género y orientación sexual. En estas instituciones se diseñó un plan de recomendaciones basado en un tratamiento plural e igualatario para los contenidos e imágenes aparecidos en prensa, empleando un lenguaje no sexista (inclusivo).
Un lenguaje libre de prejuicios sexuales
Para terminar con los estereotipos y los roles sexistas, es necesario que los periodistas se liberen de prejuicios y que los medios de comunicación no solamente informen sino también formen en aspectos sexuales. La reciente creación en algunos diarios de la figura de la corresponsal de género supone un compromiso con este objetivo, ya que pretende dar un enfoque transversal en el tratamiento sexual de las noticias en todas las secciones del diario, desterrando el estereotipo de la «mujer objeto».
La mala práctica periodística en lo relacionado con la perspectiva de género continúa. En los medios, la mujer nunca aparece en calidad de experta o en temas generales y es menos visible en las secciones de política y economía, en contraste con los espacios sociales de prensa rosa, en los que además no se respeta la privacidad. También es frecuente que se desvirtúen hechos relevantes centrándose más la información en los personajes femeninos, tratados con tintes sexistas frívolos que aluden a su apariencia, vestimenta o a sus parejas. Otras veces las fotografías o imágenes estereotipadas no coinciden con las noticias que ilustran. https://bit.ly/2RcQH49
Es un error pensar que el tratamiento sexista se concentra de forma mayoritaria en el contenido visual de una fotografía o en la publicidad, también se manifiesta en los textos; aunque es evidente que en un anuncio donde aparezca un técnico con mono azul en un taller anunciando las excelencias de un taladro o una ama de casa con mandil rosa en su hogar, rodeada de varios hijos en su hogar anunciando una batidora, los estereotipos y roles sexuales son más visibles.
Lenguaje ni sexista, ni recargado, ni artificioso
El empleo del lenguaje masculino es predominante, además el lenguaje femenino es utilizado de forma despectiva. Para finalizar con esa situación, las recomendaciones de los planes de igualdad son que debe utilizarse un lenguaje inclusivo neutral y plural en ambos géneros, huyendo de expresiones que atenten contra la igualdad de género o no respeten el derecho a la orientación sexual.
El uso gramatical de artículos, nombres, pronombres, adjetivos y nombres colectivos debe ser preciso con el género sexual que les corresponda. Cuando los sustantivos sean comunes “artista”, el uso del determinante de género sexual «este/esta artista» evita la confusión y no se excluye e invisibiliza el género. Los seres inanimados, que por carecer de sexo solo tienen género gramatical (el árbol, la casa) no dan pie a ningún tipo de discriminación.
Asimismo se ha de procurar el desdoblamiento cuando sea imprescindible, la expresión: “se retiró la custodia de dos niños» deberá ser sustituida por “se retiró la custodia de un niño y una niña o viceversa”. No obstante, siempre que sea posible ha de procurarse una economía en el lenguaje mediante la omisión, evitando desdoblamientos innecesarios como «Buenos días a todos y todas», es preferible decir simplemente «Buenos días».
Es necesario que se respete el código deontológico del periodismo sobre el tratamiento sexual de las noticias, por ejemplo, «persona» lugar de «hombre» para referirse a la especie humana. Pero el periodista no debe caer en extremismos o incoherencias lingüísticas que desfiguren la realidad. El vocabulario no debe ser artificioso, no han de suprimirse términos específicos, por ejemplo «esposa o novia» sustituyéndolos por «cónyuge o pareja» pues no implican discriminación, o utilizar el signo de la arroba “@” para englobar a los dos géneros, pues no tiene pronunciación.
Durante siglos las noticias de los medios de comunicación no han respetado los derechos naturales de la condición femenina y a través de un tratamiento sexista de la información han contribuido a una construcción de género artificiosa. Es necesario, hacer más visible a la mujer utilizando un lenguaje textual y visual sin estereotipos y roles sexistas, pero evitando extremismos e incoherencias lingüísticas.
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