¿Cómo daña la cobertura de la corrupción la sociedad italiana?

3 mayo 2018 • Entradas recientes • by

Traducción: Carmen Recio Fernández, Alba Iglesias Hernández, Laura Fernández Álvarez

«Los políticos son corruptos». Es un supuesto repetido casi como un mantra por los medios italianos. Tanto es así que se ha convertido en una convicción generalizada. Por ahora, cada partido político y cada candidato viene con un soplo de sobornos u otras conductas ilegales.

Es una situación que deja a uno cuestionándose: ¿Italia realmente está en tan mal estado? ¿O no está la percepción pública de la corrupción generalizada, al menos en parte, causada por las formas en que se informa el tema en los medios? Es exactamente esta la pregunta que tratamos de abordar en uno de nuestros estudios recientes.

«Político corrupto» versus «Ciudadano honesto»

En primer lugar, no estamos afirmando que la corrupción es un problema falso creado únicamente por los medios. Entre los países democráticos, Italia destaca por su alto nivel de corrupción. Sin embargo, el sistema de medios de Italia también tiene ciertas características estructurales que pueden distorsionar la cobertura periodística de la corrupción.

 

Cuando los periodistas hablan y escriben sobre la corrupción, a menudo apelan a los peores instintos de los lectores italianos. La mayoría de las veces, el «político corrupto» se enfrenta al «ciudadano honesto». Sembrar escepticismo y desconfianza en contra de la clase dominante es una característica estándar. En otras palabras, la cobertura periodística de la corrupción a menudo refleja lo que los científicos políticos llaman «populismo penal»: los crímenes de corrupción se instrumentalizan, a veces con fines políticos y, a veces, porque tiene sentido comercial. El resultado es un miedo social que no está justificado por el alcance real del fenómeno.


Para nuestro estudio, comparamos datos estadísticos sobre delitos denunciados y la cantidad de artículos publicados sobre corrupción en cuatro periódicos italianos (Corriere della Sera, La Repubblica, Il Giornale e il Sole, 24 Ore) entre 2004 y 2013. Nuestro objetivo era descubrir si existe una relación entre la representación de la corrupción en los medios y el alcance real de la corrupción. Para comprender cómo estos periódicos han cubierto el tema en detalle, también realizamos un análisis de contenido de una muestra de artículos.

 

Tres problemas con la cobertura de la corrupción de los medios italianos

 

Lo primero que encontramos es que la cobertura de las noticias a menudo no tiene en cuenta los actuales datos estadísticos sobre la corrupción. El incremento o descenso de artículos sobre corrupción no siempre coincide con la tendencia de presuntos crímenes. La cobertura italiana es episódica y está influenciada por fuertes y notables casos que atraen la atención de la población. Los temores sobre un problema social – la corrupción – se avivan sin que el problema empeore en realidad, algo que los científicos llaman «desestatización».

 

En segundo lugar, existe una tendencia a “hacer glamurosa” la realidad: nuestros datos revelan que los periodistas grandes y noticiosos escándalos políticos y los exageran y especulan sobre ellos. Los incentivos son obvios: en un entorno de intensa competencia entre periódicos, las noticias sobre corrupción impactan a la opinión pública, remueven resentimientos e incluso a veces entretienen, con el fin de lograr la atención del lector.

 

Bajo estas circunstancias, los periodistas a menudo optan por una cobertura escandalosa de la corrupción en la que la espectacularización y dramatización empujan a los hechos. Entonces los actos de corrupción se convierten en historias que son más fáciles de escribir y entender y que atraen más lectores pero, al mismo tiempo, esas historias trivializan el fenómeno. Se convierten en dramas morales con tramas reales, héroes reales, como policías o magistrados, y villanos que tienen que ser desenmarcados y castigados. En la mayoría de los casos de corrupción italianos, esos villanos son políticos.

 

Finalmente, encontramos que la cobertura periodística de la corrupción a veces refleja la parcialidad del sistema de medios italianos. Las redacciones italianas aún están marcadamente influenciadas por los políticos del país. Los partidos y las facciones políticas consideran a los periódicos partidistas importantes aliados en la instrumentalización de los casos de corrupción y la cobertura de un periódico a menudo cambia con la inclinación política respectiva de los condenados. Las historias de corrupción se convierten en un arma contra el enemigo político.

 

Un clima de desconfianza

 

Todo esto no ocurre sin consecuencias. Cuando los periódicos publican un alto número de artículos día tras día, los lectores fácilmente tienen la impresión de que la corrupción está en aumento, incluso si el número de casos de corrupción no lo sean. En resumen, una cobertura escandalosa de la corrupción ayuda a degradar las figuras políticas, socavando su autoridad y sus oportunidades de resultar elegidos.

 

Finalmente, una retórica populista acerca de la corrupción también daña el rol de perro guardián del periodismo y su capacidad para frenar la corrupción. Para unos, centra la atención sólo en ciertos aspectos del fenómeno, llamada corrupción política, mientras otros son desatendidos. Sin embargo, una preocupación mucho más prioritaria es el efecto en la sociedad. Los recurrentes ataques contra los políticos crean fácilmente un clima de desconfianza y fomentan el aumento de los partidos populistas. Los resultados de las recientes elecciones italianas son una clara ilustración de esto.

 

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