Antes de la tentativa de golpe de Estado la libertad de prensa en Turquía ya estaba sometida a una fuerte presión; desde entonces, el gobierno turco ha adoptado medidas más coercitivas contra los medios de comunicación.
Apenas una semana después del intento de golpe de Estado en Turquía, un grupo de periodistas turcos lanzó una campaña para defender la libertad de prensa titulada «¡Soy periodista! ¡El periodismo no es un crimen!» Tanto los periódicos digitales como la prensa escrita que participó en esta campaña publicaron anuncios que decían «¿Sabía usted que el periodismo no es un crimen?», junto con una declaración sobre la situación de la libertad de prensa en Turquía. Apenas unas semanas después, muchos de estos medios ya no se publicaban; el presidente turco Erdogan los cerró después del fallido golpe de Estado, incluyendo periódicos como Yarina Bakış, Özgür Düşünce, Meydan y Taraf, así como el sitio web de noticias Haberdar y la agencia de noticias pro-kurda DİHA.
La noche del 15 de julio, muchos medios de comunicación turcos decidieron volverse contra los militares y permanecer al lado del Gobierno. Los canales de televisión se resistieron a las instrucciones de los militares y continuaron con su cobertura. Así fue como Erdogan y otros miembros del partido gobernante, AKP, utilizaron la plataforma; Erdogan también hizo una llamada via Face Time a la delegación turca de la CNN, apelando a la resistencia nacional en las calles. Mientras tanto, el acceso a redes sociales como Twitter fue bloqueado, aunque poco tiempo después se desbloqueó para que Erdogan pudiera también emitir allí su mensaje, según escribe el académico turco, Efe Kerem Sozeri, en el diario online The Daily Dot.
El día después del intento de golpe, más de una docena de sitios web fueron bloqueados por el regulador de las telecomunicaciones (TIB)[1]. El 20 de julio, Erdogan, declaró un estado de emergencia de tres meses, suspendiendo parcialmente la Convención Europea de Derechos Humanos. Desde entonces, el gobierno turco ha podido gobernar por decreto aprobando una legislación que tiene fuerza de Ley. 16 canales de televisión, 23 estaciones de radio, tres agencias de noticias, 45 diarios, 15 revistas y 29 editoriales, que estaban vinculados al movimiento Gülen[2], fueron cerrados por decreto. El 2 de agosto, las autoridades habían emitido órdenes de arresto contra 107 periodistas acusados de «ser miembros de una organización terrorista», principalmente de la Organización Terrorista Gülenista (Fetullahçı Terör Örgütü, FETÖ), dirigida por Fethullah Gülen, que vive en los Estados Unidos de América y ha sido acusado de ser el autor intelectual del intento de golpe de Estado. Treinta de estos periodistas fueron arrestados, según la plataforma para el periodismo independiente turca P24[3].
Los nombres de estos periodistas fueron publicados por medios progubernamentales y seguidores del AKP en Twitter. Entre los periodistas detenidos se encuentra Bülent Mumay, que había trabajado para el periódico más importante de Turquía, Hürriyet, durante muchos años y que fue despedido en 2015 debido a la presión del gobierno del AKP. Desde entonces, Mumay ha trabajado en una universidad y como freelance para varios media, incluidos algunos medios alemanes. Compartió en Twitter una foto de su carnet de miembro de la Asociación de Periodistas Turcos y escribió: «Esta es la única organización de la que soy miembro». También declaró que haría una declaración al día siguiente, pero la policía lo arrestó esa noche. Mumay fue liberado cuatro días después, sin embargo, todavía hay varios periodistas detenidos a la espera de que el fiscal continúe con las investigaciones.
También fueron detenidos algunos periodistas kurdos que ni siquiera formaban parte de la lista. Entre ellos se encuentra Zehra Dogan, de la agencia de noticias de mujeres Jinha, que fue acusada de ser miembro de «una organización terrorista». Unos días más tarde, fue detenido el periodista Zeynel Abidin Bulut del principal diario kurdo, Azadiya Welat. El 2 de agosto, la policía detuvo a Hülya Karakaya, editora responsable de la revista Özgür Halk, en el aeropuerto de Diyarbakır. Mehmet Arslan, reportero de la Agencia de Noticias Dicle (DİHA), Nizamettin Yılmaz (y su esposa), responsable de la distribución del Özgür Gündem, y Azadiya Welat fueron también detenidos el mismo día. Además, después de que el acceso de la agencia de noticias DIHA fuera vetado por 43ª vez este año, también le fue prohibido el acceso a la agencia de noticias JINHA por parte del TIB.
Según el sindicato de periodistas, DISK Basın-İş el número de personas detenidas trabajando en medios y editores ha llegado a 64, la Dirección General de Prensa e Información (BYEGM) retiró el carnet a 330 periodistas poco después del fallido golpe.
Desde el 15 de julio, más de 60.000 funcionarios, jueces, maestros, policías y soldados han sido suspendidos. Más de 1.500 responsables universitarios han sido apartados de sus cargos y cientos de académicos y científicos han sido despedidos. Algunos de ellos fueron arrestados acusados de pertenecer a «una organización terrorista» como el FETÖ[4] (Fethullahist Terrorist Organization/ PDY (Parallel State Structure) sin ninguna prueba de su participación.
Los ataques contra académicos y periodistas se convirtieron en una caza de brujas. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) señaló que los periodistas turcos «no deben pagar el precio por el intento ilegal de derrocar al gobierno».
En las calles de Turquía la gente todavía se manifiesta, pero apenas si lo hacen los partidarios de Erdogan. El partido opositor CHP organizó una manifestación el 24 de julio en la plaza Taksim. Ese día, Kemal Kılıçdaroğlu, presidente del CHP, subrayó en su discurso la dramática situación de la libertad de prensa en Turquía.
[1] Autoridad de Telecomunicaciones de Turquía
[2] Sus miembros lo llaman Hizmet (“el servicio”); los medios de comunicación turcos, Cemaat (“la comunidad”). Vasto y poderoso grupo social de base religiosa, el movimiento Gülen fue fundado en los años 1970 por Fethullah Gülen, un importante pensador místico de tradición sufí que reside en Estados Unidos, donde se le conoce y se le aprecia. En 2008, figuraba entre los “intelectuales más influyentes del mundo” designados por la revista estadounidense Foreign Policy.
[4] A raíz del intento de golpe de Estado de julio de 2016, el gobierno turco etiquetó al movimiento del autoexiliado Fethullah Gulen como la «Organización Terrorista Fethullah» («FETO») y por extensión denominó como FETO a cualquier persona acusada de tener vínculos relacionados con el terrorismo, a menudo sobre la base de escasas pruebas o sin la más mínima evidencia.
Título original: Libertade de imprensa na Turquia fortemente ameaçada
Autor original: Ceren Sözeri
Autor de la traducción: Javier Urzainqui
Etiquetas cobertura mediática, Dictaduras, Golpe de Estado, Imparcialidad, Libertad de prensa, medios de comunicación, periodismo, Turquía