Entrevista a Fabiola Barranco, periodista y directora del documental El delito de existir
Fabiola Barranco es una joven periodista freelance que ha colaborado con medios como El Mundo y ElDiario.es. Es licenciada en periodismo por la Facultad de Ciencias de la Información (UCM) y Máster en Acción Solidaria Internacional y de Inclusión Social de la Universidad Carlos III de Madrid.
Ha trabajado en la cobertura de migraciones, las desigualdades sociales y la vulnerabilidad de las personas refugiadas en España. Tiene una trayectoria volcada hacia personas que aspiran a una vida mejor. Ha trabajado como consultora para la ONG como CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), Médicos del Mundo, Women’s Link y para la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo. También, y en esta última etapa, como técnica de acogida de la ONGD Rescate, y eso le ha permitido tener un contacto directo con las refugiadas que han sido protagonistas en la pieza audiovisual.
Barranco es la guionista y directora del El Delito de Existir. Un corto documental elaborado para Rescate en el que se narran las vivencias de 4 refugiadas LGTBIQ+, que tuvieron que huir desesperadamente de sus países a causa de la incesable discriminación sufrida por motivos de orientación e identidad sexual. La pieza ha sido galardonada en la 3ª edición de los “Premios Desalambre” organizados por ElDiario.es, en los que se reconoce la labor de los periodistas y entidades sociales en defensa de causas de interés público como la cooperación al desarrollo, la defensa del medio ambiente o los derechos de los migrantes.
Pregunta. – Tus temas profesionales han sido fundamentalmente las personas vulnerables ¿Por qué este tipo de historias?
Respuesta. – Tengo una implicación en estos temas desde muy joven. A través de la carrera, intenté unir esas motivaciones personales con mis aspiraciones profesionales dentro del Periodismo. Por poner un ejemplo, apenas hay periodistas que conozcan el CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) de Aluche desde dentro, principalmente porque a la prensa no se le permite entrar. Conozco la realidad de ese centro puesto que antes de ser periodista hacía visitas a personas internas. Este tipo de experiencias te dan una empatía sobre este tipo de situaciones.
P.- Hablemos sobre El delito de existir, ¿dónde nace la idea de hablar de migraciones centradas en el colectivo LGTBIQ+?
R.- El corto forma parte de un proyecto de sensibilización de la ONG Rescate, donde también trabajo. La Comunidad de Madrid abrió una candidatura sobre proyectos LGTBQ+I, nuestra ONG propuso este proyecto que posteriormente tendría que ser presentado en las universidades de la comunidad. Uno de mis compañeros confió en mí para desarrollar la narrativa y elaborar el proyecto con la temática establecida. Conté con el fotoperiodista Elmo Calvo, que cuenta con una amplia experiencia en migraciones. El enfoque que queríamos darle al corto es muy sencillo (de hecho, lo suelo aplicar frecuentemente cuando trato este tipo de temas), y es el que los propios protagonistas quieran dar; sentarte a hablar con ellos, y aunque haya preguntas ya establecidas, ellos son libres de contar lo que quieran. Es un gran gesto de generosidad y de valentía el hablar sobre este tipo de experiencias, tan traumáticas, de una manera tan abierta. También hay que tener en cuenta que cuando hablamos de migraciones tendemos a pensar que quienes protagonizan esas migraciones son víctimas, y aunque lo son, para mí también son supervivientes. Aunque no se puede obviar ese reconocimiento como víctima puesto que es necesario a la hora de exigir justicia y dignidad también se han de ver como supervivientes, eso es lo que intentamos hacer.
P.- ¿Cómo es el día a día de un periodista que cubre temas sociales?
R.- Soy una freelance y esto implica mucha precariedad: no tienes un contrato fijo y las coberturas que yo hago generalmente están muy mal pagadas. Además, no formar parte de la plantilla del medio hace más complicada la tarea de proponer temas.
P.- Y siéndolo ¿te aporta libertad?
R.- No. Yo ofrezco propuestas (que ni las agencias ni la propia plantilla del medio puedan ofrecer) y en varias ocasiones, al tocar determinados temas sensibles, no han sido acogidas por los medios. Ser autónoma no necesariamente implica tener mayor libertad.
P.- ¿Cómo están cubriendo los medios españoles el fenómeno migratorio?
R.– Las migraciones no son un tema nuevo y menos en España, que, por su disposición geográfica, ha sido siempre un escenario muy importante en las migraciones globales. Cuando hablamos de migraciones, solemos pensar en las pateras que llegan a nuestras costas cuando, en realidad, la inmensa mayoría de llegadas a nuestro país se producen en avión. Me resulta injusto decir que los medios de comunicación “confunden a la gente” o “desinforman”; aunque esa parte exista, no podemos olvidar que los medios ofrecen coberturas de absolutamente todo, aunque no todo reciba la misma visibilidad (esa parte también le corresponde a la propia sociedad). Sí que es cierto que, si las ideas de la extrema derecha se ven reflejadas en los medios, usará las migraciones como chivo expiatorio, eliminará a los migrantes como sujetos de derecho y los derechos humanos…Pero, por suerte, también existen otras posturas dentro de los medios.
Hace unos años, colaboraba con el periódico El Mundo, algunas de mis coberturas eran más satisfactorias en este diario que, por ejemplo, en ElDiario.es, porque prefería que mis contenidos llegaran a las casas menos proclives a los temas sociales.
P.- ¿Qué futuro auguras a la profesión periodística? ¿Qué les dirías a los estudiantes, futuros informadores?
R: No es una profesión estática, uno siempre anda viendo dónde colocarse. No quiero parecer pesimista, pero si alguien desea hacer coberturas de este estilo, tendrá que complementarlas con otras para poder salir adelante. Para llegar al mismo destino cada uno tiene un camino distinto, algunos lo tendrán más difícil que otros. No soy partidaria de la idea de que perseguir tus sueños siempre lleve a cumplirlos porque la situación y el contexto de cada uno marca su rumbo. Con el auge de las redes sociales, los periodistas se han visto obligados a construir una marca personal que ha de ser más fuerte si no se tiene detrás el sustento de un medio de comunicación. En ocasiones, esto crea una falsa imagen de éxito, porque no se ven los problemas que hay detrás y que afectan al periodista a la hora de elaborar sus informaciones. El mayor consejo que puedo dar es que cada quien trabaje allí donde se sienta cómodo y que trate de encontrar ese “equilibrio” para poder vivir de aquello que más le guste.
A los futuros periodistas siempre les recomiendo tomar contacto con la profesión, si tienen la oportunidad, trabajando en un medio de comunicación; allí que intenten proponer temas de su interés. El apoyo a tus proyectos es mayor si te encuentras dentro de una redacción.
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