Venciendo la ansiedad del periodismo ante la automatización

30 abril 2021 • Nuevos medios, Reciente • by

El auge del reportero robot fue el aterrador titular de The New York Times el año pasado, cuando señaló que un tercio de los contenidos de Bloomberg News eran generados por el sistema automatizado de la empresa Cyborg. Aterrador, al menos para los periodistas, muchos de los cuales temen desde hace tiempo acabar en la chatarra, sustituidos por un algoritmo, una preocupación cada vez mayor apodada la nueva «ansiedad de la automatización«. Cuando el periódico británico Press Gazette preguntó a sus lectores este año si veían a los robots de Inteligencia Artificial (IA) como una amenaza o una oportunidad, más de 1.200 votantes (el 69%) los consideraron una amenaza.

Pero esta evolución no tiene escapatoria. El pasado 7 de diciembre, el think tank POLIS, de la London School of Economics, organizó su primer festival sobre la intersección entre el periodismo y la IA. El informe de POLIS del año pasado reveló que de las 71 organizaciones de 32 países encuestadas, la mitad utilizaba la IA para la recopilación de noticias, dos tercios para la producción y la mitad para la distribución. En el Reino Unido, por ejemplo, el servicio de noticias de la Press Association utiliza software para producir historias de datos localizados a escala y velocidad, mientras que el Times utilizó software de IA para crear boletines de correo electrónico adaptados a los intereses de los suscriptores digitales.

Periodista humano contra reportero R2D2

Como es lógico, gran parte de la atención de los periodistas se ha centrado en cómo se verán afectadas sus rutinas de trabajo: ¿serán despedidos por el equivalente en redacción de noticias al droide astromecánico R2D2 de Star Wars? Dado que la IA va a desempeñar un papel cada vez más importante en las noticias -y el informe de POLIS deja claro que así será-, ¿qué pasa con las cuestiones éticas que se plantean?

Como co-investigadora del proyecto de periodismo de IA DMINR, en la Ciudad Universitaria de Londres, nuestro enfoque fue involucrar a los periodistas desde el principio, para poder diseñar una herramienta que les fuera útil. Fuimos a varias redacciones importantes para hablar con los periodistas y observar cómo trabajan, cómo utilizan la IA y sus preocupaciones al respecto. También tenemos que asegurarnos de que nuestra herramienta, y otras, les permitan utilizar la IA de forma ética.

La IA y la ética

Una de las primeras cuestiones éticas identificadas en el informe POLIS es la preocupación de las redacciones sobre si la IA es sólo una forma de ahorrar dinero, pero hay muchas otras. Mientras que la parcialidad en el periodismo ha sido ampliamente debatida (véase, por ejemplo, el trabajo de Michael Schudson), ¿qué ocurre con la parcialidad en los algoritmos? Puede tratarse de problemas técnicos en la introducción de datos o de algoritmos que reflejan prejuicios demasiado humanos sobre la raza y el género, como expuso la antigua periodista de ProPublica, Julia Angwin. La periodista descubrió que un programa utilizado por el sistema de justicia penal estadounidense para predecir si los acusados tenían probabilidades de reincidir, discriminaba en realidad a las personas de raza negra.

También se ha planteado la preocupación por las burbujas de filtros y la IA, el sesgo de confirmación e, incluso, la generación de deep fakes. Por supuesto, esto no es nada nuevo, como deja claro un reciente y detallado artículo de Columbia Journalism Review sobre la Feria Mundial de Nueva York de 1964.

Por el contrario, la IA ha sido defendida como una forma de producir un periodismo más ético. ¿Podría ayudar a descubrir conexiones que de otro modo se habrían perdido? ¿Y podría el actual debate sobre los problemas de los sesgos de la IA significar que las propias redacciones tienen que ser mucho más transparentes y abiertas con sus audiencias sobre lo que están haciendo?

El toque humano

Hace una década, Jeff Jarvis acuñó el término «periodismo de proceso» en lugar de «periodismo de producto», es decir, la cultura cambiante de la información en la que los periodistas no producen historias en salas de redacción distantes, sino que aprenden a participar y actualizar sus historias a través de las interacciones con sus audiencias. Si se habla abiertamente de la IA y de su uso, ¿podrá recuperarse la confianza en los medios de comunicación del Reino Unido, que está disminuyendo?

Es cierto que se ha prestado más atención a los problemas potenciales de la IA que a sus ventajas. Esto hace que sea aún más importante que los investigadores y desarrolladores en este campo interactúen con los periodistas desde el principio para garantizar que se abordan estas cuestiones éticas. Como dijo uno de los encuestados en el informe POLIS: «El mayor error que he visto en el pasado es tratar la integración de la tecnología en un entorno social como una simple cuestión informática. En realidad es un proceso social complejo».

Y para los periodistas que siguen sufriendo ansiedad por la automatización, hay cierto optimismo. Como escribió Carl Gustav Linden en un artículo para Periodismo Digital en 2015, quizá la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿por qué después de décadas de automatización sigue habiendo tantos puestos de trabajo en el periodismo? La respuesta: a pesar de 40 años de automatización, el periodismo, como industria creativa, ha demostrado resistencia y una gran capacidad de adaptación y mitigación de las nuevas tecnologías. Todavía estamos muy lejos del escenario en el que un periodista R2D2 sustituya a un reportero humano.

 

Artículo y fotografía originales: Conquering journalism’s automation anxiety

Traducción: Dácil Medina Arrufat.

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