El punto de partida para dignificar la profesión es recuperar la credibilidad que poseían el Periodismo y sus profesionales hasta la Transición española. Entonces, la prensa que no pertenecía al sindicato vertical había facilitado la apertura del régimen, transmitiendo su anhelo por la llegada inminente de la democracia.
En España, las profesiones colegiadas (arquitectos, psicólogos, médicos, farmacéuticos, arqueólogos, filólogos, ingenieros, historiadores, odontólogos…) gozan de un prestigio del que el periodismo carece. Los valores inherentes al servicio público de informador están subestimados. Sin embargo, si a un aparejador se le exige una titulación para ejercer su profesión, ¿por qué a un periodista no? ¿Por qué no existe un convenio colectivo para este sector, donde se exija el cumplimiento de unos códigos deontológicos o una colegiación que ampare a los profesionales?
El pilar de un Colegio Profesional es la obligatoriedad de pertenencia, pero el modelo actual de nuestro país no se rige por este principio. Ni se regula, ni se ordena la profesión, ni se consigue una representatividad de los profesionales. Impera la lógica empresarial, a la que no interesa profesionalizar el Periodismo, dado que esto obligaría a modificar contratos y a reformar sus plantillas, llenas de becarios con la máxima precariedad laboral. El individualismo de los profesionales tampoco facilita ese cambio imprescindible.
En Italia, por ejemplo, la cosa es diferente. La Ordine dei Giornalisti regula el ejercicio de la profesión periodística y reconoce la relevancia social que implica. Es obligatorio colegiarse en la orden regional de la ciudad en donde el periodista quiera ejercer la profesión y pasar un examen.
Asociaciones de prensa en España
Los periodistas españoles se han organizado en asociaciones de prensa provinciales o regionales. Ha habido algún intento de sindicato, incluso con el nombre de Colegio, pero sin las atribuciones del mismo, el cual funciona fundamentalmente en Catalunya. Las Asociaciones de la Prensa empezaron a constituirse a finales del siglo XIX y hoy la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) es la mayor organización profesional de periodistas de España con cerca de 19 mil personas asociadas, 49 asociaciones federadas y 19 vinculadas.
Nemesio Rodríguez es el actual presidente de la FAPE. Entre los objetivos que impulsó la Junta Directiva en el año 2018, cuando se le asignó el puesto, destaca “la defensa de la libertad de expresión e información y el apoyo a los profesionales que ejercen con precariedad laboral”.
No fue hasta el año 1985 cuando se consiguió formar el primer Colegio Profesional de Periodistas, el de Cataluña. El Col·legi de Periodistes de Catalunya también promovió el primer código deontológico colectivo, el cual es reconocido y respetado por los miembros colegiados. Se trata de un código que afecta al ejercicio profesional del periodismo de forma general, sin limitarse a temáticas específicas. En 1992, fue aprobado por la Junta de Gobierno en su reunión plenaria del 22 de octubre de 1922. Tras esto, la FAPE adoptó, el 27 de noviembre de 1993 en Sevilla, un código deontológico general. Este código, que abarca más que el anterior, es la guía para los profesionales afiliados a la Asociación.
En el año 2000, apareció el Colexio Profesional de Xornalistas de Galicia (CPXG). En el resto del país, conseguir la creación de más Colegios parecía una misión imposible, entre complicaciones jurídicas y dificultades políticas. Pasaron varios años donde lo primordial fue reforzar los cimientos de las Asociaciones, por lo que los Colegios quedaron relegados a un segundo plano. Algunas Comunidades Autónomas consiguieron establecer su Colegio, como el Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia, establecido en el año 2007 con el apoyo de la FAPE. También se crearon los Colegios Profesionales de Periodistas de Andalucía, Asturias, Castilla y León, La Rioja, Navarra y País Vasco.
¿Y qué pasa con la Comunidad de Madrid? El artículo 20 de la Constitución Española recoge el derecho fundamental de todo ciudadano a recibir libremente información veraz. Por otra parte, permite al profesional acogerse a la cláusula de conciencia y al derecho de secreto profesional. Esta es la motivación para la creación de los distintos Colegios. Sin embargo, en la Comunidad de Madrid, esto aún no se ha conseguido. Existe la APM, la Asociación de la Prensa de Madrid, cuyo actual presidente es Juan Caño.
Iniciativas recientes
Para que exista un Colegio, se necesita la aprobación de una ley autonómica que plasme el régimen, los derechos y las obligaciones tanto de la institución como de los colegiados. A principios del año 2019, el Foro de Estudiantes de Periodismo y Comunicación tomó la iniciativa de llevar ante la Asamblea de Madrid un manifiesto consensuado, con el apoyo de docentes y de la Red de Colegios de Periodistas Española. Su objetivo era reivindicar la creación de un colegio en Madrid, con el fin de “dignificar la profesión”.
Con esta iniciativa, buscaron un reconocimiento de la profesión y pidieron que se le exija el título a quien quiera ejercer. Un periodismo digno y de profesionales formados. Por eso, Guillermo Gamboa, como portavoz del Foro de Estudiantes de Periodismo y Comunicación, afirma: “No tratamos la misma monserga de siempre, sino reivindicamos la dignidad de quienes se han esforzado mucho en su formación”.
«Salimos de la facultad y entramos en los medios con convenios de becas abusivos; incluso superada esta fase, sólo podemos optar a trabajos de baja categoría que no nos permiten una dignidad profesional», añade. Los pilares de un Colegio Profesional son regular y ordenar la profesión, ver quién ejerce el Periodismo, en qué forma laboral y defender una formación concreta para alcanzar esa condición profesional. Es imperativo que todo el colectivo se sienta representado.
Autorregulación
La mejor forma de regular es permitir que lo hagan los propios profesionales. Es decir, la mejor ley es la autorregulación. Un Colegio Profesional evitaría aplicaciones de normas como la Ley Mordaza, que está formada en realidad por tres normas: la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana, la reforma del Código Penal en 2015 y la Ley Antiyihadista. Todas entraron en vigor el 1de julio de 2015, no exentas de polémica, y han dado lugar a sanciones a periodistas por no revelar sus fuentes o a intentos de identificar a todo el que opone resistencia a una policía que no necesita llevar la placa de identificación.
El Defensor del Pueblo lleva años urgiendo en sus informes a los partidos políticos a reformar de la ley. Amnistía Internacional, que entregó 142.000 firmas en el Congreso para reclamar su derogación, asegura que el 70% de las sanciones impuestas bajo la norma entre 2015 y 2018 fueron en aplicación de dos únicos artículos, entre ellos el 36.6, el utilizado durante el estado de alarma.
Elena Real Rodríguez, profesora e investigadora en la Universidad Complutense de Madrid y Directora del Grupo de Investigación UCM RESIIP, hace hincapié en que otra función básica de un Colegio Profesional es “el deber de canalizar la Deontología profesional y hacerla valer, pero si no están todos los periodistas colegiados, qué sentido tiene llamarle la atención a alguien que no está cumpliendo esos principios éticos si le va a dar igual esa llamada de atención”. También se pregunta: “¿para qué queremos unos colegios voluntarios que no pueden cumplir ninguna de estas funciones y que funcionan como Asociaciones, pero con el estatus de corporación de derecho público?”.
Los códigos deontológicos, los libros de estilo o los estatutos de redacción, entre otros elementos de autorregulación “son insuficientes para abordar la autorregulación con garantías”, como afirma Elena Real. Agustín Yanel, secretario de la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), añade en el VI Congreso Internacional de Ética de la Comunicación: “me pregunto cuántos periodistas han leído un código deontológico del Periodismo”. Ambos llegan a la conclusión de que, mientras no exista una estructura profesional seria y “unas normas legales que obliguen a cumplir esas normas de autorregulación” todo es insuficiente.
Décadas de reivindicación
El proceso de convertir las Asociaciones de Prensa o de Periodistas en Colegios de Periodistas es, desde antaño, una aspiración de la profesión. Cuando los estudios de periodismo llegaron a la Universidad, el colectivo profesional lo contempló como una oportunidad de conseguir la titulación como una exigencia, cosa que no ha sucedido. Tampoco es unánime que la colegiación del Periodismo vendría de la mano de la dignificación. La CNT, el Sindicato de Oficios Varios de Madrid está claramente en contra. “Nos oponemos a esta fórmula desintegradora y desmovilizadora que promueven varios estamentos del oficio”, aseguran. Según este sindicato, las Asociaciones y Colegios no luchan por los derechos laborales del sector, sino que limitan el acceso al trabajo en los medios a los titulados en estudios superiores especializados, lo que consideran insolidario.
Los Colegios Profesionales existentes en territorio español deben caminar de la mano para diferenciarse de las Asociaciones. Estas, a su vez, deben entender que se tienen que dedicar a otras funciones dejándoles a los Colegios la responsabilidad deontológica. De esta manera, se puede lograr una autorregulación efectiva, una representación del colectivo, recuperar la credibilidad de la profesión. Esto traería como resultado poder ofrecer un buen servicio público y un periodismo digno, ya que los periodistas trabajan para la sociedad.
En este sentido, existe desde 2018 una Red de Colegios Profesionales de Periodistas que agrupa a los nueve Colegios Profesionales de Periodistas del Estado español. Nació con el objetivo de coordinar las actuaciones en defensa de la profesión hasta la creación del Consejo General de Colegios de Periodistas. Actualmente, la conforman los Colegios de Andalucía, Asturias, Castilla y León, Cataluña, Galicia, La Rioja, Murcia, Navarra y País Vasco. Más información: https://www.colegiosperiodistas.es/
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