En el primer trimestre de 2021, irrumpieron en el panorama audiovisual y del entretenimiento dos docuseries protagonizadas por dos mujeres víctimas del machismo en nuestro país. Tras 20 años de silencio, Nevenka Férnandez y Rocío Carrasco se lanzan a contar su historia. Después de la proliferación de quejas o malestar por el tratamiento de estas piezas, especialmente por la última, al entender estas creaciones audiovisuales como mero entretenimiento marcadas por la frivolidad, es preciso analizar sus efectos en la sociedad actual.
Nevenka cuenta con tres episodios de 40 minutos cada uno. Netflix ha distribuido esta producción de Newtral consiguiendo un gran impacto, incluso antes de su estreno. Nevenka Fernández fue concejala del PP en Ponferrada, León. Allí denunció haber sido acosada sexualmente por el entonces alcalde, Ismael Álvarez.
El juicio al exalcalde provocó un gran revuelo mediático. La Justicia falló en su contra y lo condenó por acoso sexual. La sociedad española, por el contrario, hizo un juicio mediático paralelo, preguntándose por la veracidad de la denuncia. Nevenka se convirtió más en la culpable, que en la víctima, antes de la sentencia. Superada por la situación, decidió marcharse a otro país y empezar de nuevo.
Por otro lado, Rocío Carrasco, contar la verdad para seguir viva es una docuserie producida por La Fábrica de la Tele, una de las grandes productoras del holding Mediaset. Cada semana, se emiten uno o dos capítulos en prime time, en la cadena Telecinco. Rocío Carrasco, la protagonista, es la única hija de la fallecida cantante Rocío Jurado. Durante años, su relación con su exmarido Antonio David Flores y con sus hijos ha sido mediatizada, sobre todo a tenor de los supuestos malos tratos que ella denunciaba haber recibido. Tras recibir una sentencia desfavorable en los tribunales, que se refería a no haber probado los hechos, ella decidió dejar el espacio público. Este silencio se utilizó en su contra desde ciertos sectores.
Romper el silencio
Nevenka se atrevió a denunciar en el mismo momento de los hechos: “Lo que yo sentía era que o denunciaba, o moría”. Ahora, en 2021, cuenta toda su historia porque, durante años, ha tratado de huir de esa Nevenka veinteañera: “Estoy aceptando que hay un antes y después de esta situación, pero ya no me siento avergonzada de decir que soy Nevenka. Y que soy aquella Nevenka que vivió aquella situación hace casi 20 años” y que le costó tener que abandonar el país por las presiones.
El caso de Rocío Carrasco es diferente. Denunció a su exmarido por violencia de género, pero la sentencia consideró que no había suficientes pruebas para condenarlo. En este caso, el juicio social a la víctima no sólo se produjo en la calle, sino que se vio amplificado por los medios de comunicación, que hicieron negocio con ello.
Carrasco cuenta en el episodio cero de Rocío Carrasco, contar la verdad para seguir viva que, en agosto de 2019, trató de quitarse la vida al ver a su hija defender públicamente a su exmarido. “No quería volver a sentir miedo, a sentir vergüenza, no quería sentir sintiéndome cuestionada por todo el mundo. Y no quería seguir viviendo en esas circunstancias”. Tras sobrevivir al supuesto intento de suicidio, se vio en la necesidad de cambiar su vida, empezando por romper su silencio.
Repercusión mediática
El estreno de ambos docuseries tuvo un gran impacto social en medios y en redes sociales. Nevenka se posicionó en los primeros puestos de visualizaciones de Netflix en España. También fue tendencia en Twitter, con reacciones de políticos, periodistas y asociaciones feministas. Se generó un nuevo movimiento de apoyo a Nevenka. Ella era un ejemplo de la doble victimización. Una muestra es el interrogatorio del fiscal durante el juicio, que se dirigió a la denunciante con actitud machista. Ella lo denunció y consiguió que lo cambiaran por otro. Sin embargo, otras mujeres denuncian que han de responder a preguntas similares en sus juicios.
En la docuserie de Rocío Carrasco, a los episodios se añaden los debates posteriores, donde hay un esfuerzo por dar una supuesta mirada profesional al tema. Al plató de Telecinco han acudido diversos expertos: abogadas, psicólogas, expertas en violencia de género… Además, el programa parecía tener una gran audiencia garantizada por el sensacionalismo que siempre ha rodeado la vida de Rocío Carrasco. Esta vez, se ha intentado ir más allá. El éxito de este programa puede ser hablar de violencia de género en prime time.
También está disfrutando de un gran impacto en las redes sociales. Cada semana, se posiciona como número 1 en tendencias de Twitter y cuenta con el debate en redes de personas de todos los ámbitos de la sociedad. Al día siguiente del estreno de los primeros episodios, la ministra de Igualdad entró en directo en Sálvame para hablar de ello.
¿Espectacularización o visibilización?
Hay diferencias entre los objetivos de las dos productoras. Newtral está centrada en proyectos de investigación, formado por comunicadores y trabajadores del audiovisual. Mientras, la Fábrica de la Tele se dedica al entretenimiento y los realities y por tanto, hay una predisposición mayor a la espectacularización.
En Nevenka el objetivo es visibilizar el acoso sexual y el doble juicio que sufren las víctimas. En cuanto al agresor, él no es el protagonista de la historia: su retrato viene dado por sus actos. Aún hoy sigue negando los hechos y no ha hecho una disculpa pública.
Con la docuserie de Rocío Carrasco es evidente la búsqueda de un fenómeno televisivo. Hay una caracterización de los dos grandes personajes de la historia: la víctima y el verdugo, ambos juzgados por los medios y la sociedad. En las redes sociales hay un enfrentamiento entre un bando y otro. A pesar de esto, parece compatible el espectáculo con la denuncia social. Hacer pedagogía sobre la violencia de género en un programa de televisión líder en audiencia podría ser positivo. De hecho, tras las emisiones de los primeros episodios, aumentaron un 41 % las llamadas al 016. Son, al fin y al cabo, mujeres que se vieron reflejadas en el testimonio de Rocío Carrasco, mucho más allá de todo el ruido mediático.
Todo documental o docuserie debería tener como fin último informar basándose en datos objetivos de la realidad. No existe la objetividad en este género periodístico, puesto que parten del punto de vista de su realizador. Sin embargo, deben buscar la mayor honestidad posible. Esto se puede conseguir mediante una buena investigación documental y de campo, y una asesoría variada e imparcial con expertos.
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