Carmen Valeria Escobar Castillo es una joven periodista salvadoreña, de tan solo 24 años, comprometida con la “transparencia, la justicia y la verdad”. Una de las primeras cosas sorprendentes es su frenética actividad laboral. Escribe para la revista Gato Encerrado, investigando temas relacionados con la política, justicia social, medioambiente y género. Además, publica de forma habitual en revistas nacionales como El Faro y Factume y para revistas internacionales como Cosecha Roja (Argentina), Pikara Magazine y eldiario.es (España).
Forma parte de la tercera generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas y ha sido recompensada por el Fellow Internacional Women Media Foundation, con los que queda patente su gran “amor por el trabajo”.
El periodismo de investigación llevado a cabo en El Salvador, sobre el gobierno de Nayib Bukele, le ha granjeado amenazas y riesgos para su integridad personal y profesional. Sus exclusivas sobre casos de corrupción, malversación de fondos del Ministerio de Salud durante la Covid-19 y las faltas de una estrategia nacional contra la pandemia, desmintiendo la propaganda gubernamental, la han situado en el disparadero. Esta entrevista ha sido posible gracias a su participación en la Jornada sobre Periodismo Amenazado organizada en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, en Madrid.
Pregunta. – ¿Qué es para usted el Periodismo?
Respuesta. – «Es una parte fundamental en el desarrollo de las democracias. El Periodismo significa un fuerte acto de transparencia y decir la verdad. Ser críticos, pero también increpar al poder.»
P–¿Y cómo es ejercer esa labor en su país?
R.- «La situación en El Salvador no está cómo en México ni cómo en Colombia, donde casi es un deporte matar periodistas por parte de los poderosos. Pero después de las elecciones del 28 de febrero -donde el partido del presidente, Nuevas Ideas (NI), ha ganado las legislativas y municipales- los riesgos de tanto poder acumulado por una misma opción política son altísimos. Podríamos estar como en países vecinos no dentro de mucho.»
P– Ha sacado exclusivas que ponían en jaque las políticas del presidente Bukele. ¿Qué le llevó a investigar la política gubernamental?
R– «Mi interés por indagar sobre estos asuntos viene desde el principio. Me interesa cómo funciona la política y su importancia para transformar la sociedad. Y desde el corazón de la prensa vi la propaganda, las mentiras y falsedades del Gobierno. Nadie había chequeado si las políticas gubernamentales se cumplían o no, ni hecho seguimientos y comprobaciones. Algo de sentido común, pero que los medios habían dejado de hacer.»
P– ¿Y en qué consistía la información sobre la falta de estrategia frente a la pandemia del ejecutivo salvadoreño?
R– «Una parte importante para los profesionales es el acceso a la documentación oficial. El derecho que tenemos de acceso a la información pública. Junto con esa realidad, otro aspecto que debería ser irrenunciable en el Periodismo es el poder contrastar y verificar.
Y eso hice ante la falta de materiales en el sistema de salud. Indagar en contratos, contrastar información pública, buscar la pluralidad de las fuentes: personas implicadas, funcionarias… tratar de aprovechar lo que nos cuentan y contar las contradicciones, las cosas que no encajan. La información oficial dice una cosa, pero los hechos dicen otra. Y ahí radica nuestro trabajo, en poder contar la verdad.»
P– ¿Y obtuvo la información por filtraciones de las fuentes?
R– «Las fuentes son una clave muy importante, que se enseñan poco en la Universidad. La importancia de las fuentes para los profesionales es determinante para conseguir verdaderas exclusivas y una va aprendiendo a manejarlas poco a poco, con el oficio.»
«Si estamos esperando a que nos den espacio, no nos lo van a dar. Si estamos esperando a que nos traten como a seres humanos con igualdad plena, nunca va a pasar.»
P– ¿A qué dificultades se ha enfrentado por el hecho de ser mujer?
R– «El periodismo tradicionalmente ha sido un “juego de hombres” y creo que se nota cuando hablan entre ellos y establecen una barrera casi de forma automática. A las mujeres nos tratan con miedo, con cuidado, y pienso que en el fondo consideran que hay temas que no podemos cubrir. He sentido reacciones distintas cuando una fuente se te acerca como mujer. Debes demostrar que eres una profesional. Hay dificultades objetivas por el hecho de ser una mujer periodista.»
P– ¿Reivindica por tanto, que las mujeres optemos por la profesión?
R– «Sí, yo siempre empujo la rebeldía. Me parece que imponerse es la mejor solución. Lo mejor es hacerlo y punto y si no le gusta a alguien, pues también. Tenemos que abrir nuestros propios espacios.
Cuando no vemos una puerta abierta, no debemos meternos por la ventana sino abrirla a nuestra forma. Si estamos esperando a que nos den espacio, no nos lo van a dar. Si estamos esperando a que nos traten como a seres humanos con igualdad plena, nunca va a pasar.
Las mujeres tenemos que imponernos con trabajo. Las palabras se las lleva el viento. Se impone haciendo periodismo y siendo críticas con las sociedad. Con activismo. En mi caso me siento las dos cosas, activista y periodista. Van de la mano, pero son cosas que distingo.»
P– ¿Qué piensa del control que quieren ejercer los Gobiernos sobre los medios de comunicación?
R– «En el momento que los poderes intentan controlar a los medios, deja de existir el periodismo. Si eso se da, dejan de tener una función social. El control y tutela le encanta a cualquier Gobierno de cualquier parte del mundo.»
Foto: Jesús de Miguel para Tribuna Complutense
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