La política contagia la cobertura informativa

3 abril 2020 • Ética y libertad de expresión, Política mediática • by

La cobertura mediática de la crisis del COVID-19 ha estallado como asunto polémico tras la decisión del gobierno de ampliar la duración del estado de alarma. Pablo Casado, líder del  Partido Popular, principal fuerza de la oposición, anunció que sus diputados podrían votar en contra de esos decretos en el Congreso y denunció que el Gobierno cuenta con «unos medios de comunicación que están poniendo el foco en lo positivo» sin transmitir la gravedad del problema sanitario. “No hay entrevistas a las personas afectadas y, por tanto, los medios se focalizan en el esfuerzo y la superación de la sociedad española”. Casado comparó esta supuesta benevolencia de los medios con la “cobertura tremendamente crítica” de los medios durante la crisis del ébola en 2015.

Casado acusó al gobierno de proporcionarle información falsa. “No podemos remar en la misma dirección si no se nos dice la verdad». Tanto los partidos políticos como los principales medios de comunicación critican que las medidas que paralizan todas las actividades económicas no esenciales se hayan anunciado por sorpresa y con imprecisión.

La indignación del Partido Popular con los medios se ha centrado especialmente en la televisión pública. Sus diputados han registrado en el Congreso medio centenar de iniciativas instando a RTVE a cambiar su línea informativa sobre el coronavirus. Y la presidenta de la Comunidad de Madrid, una de las voces más críticas con el gobierno desde las comunidades autónomas, ha escrito a Rosa María Mateo, administradora de la corporación pública, para dejar clara su indignación frente a las informaciones que denuncian los recortes del gasto sanitario en Madrid en los último años.

La formación de extrema derecha Vox se sumó a estas críticas a los medios acusando al gobierno de “regar con fondos públicos los medios de comunicación privados” mientras se seguían cobrando los impuestos a los trabajadores autónomos. En sus redes sociales, denunciaba que “las televisiones reciben 15 millones de euros” y que “Sánchez e Iglesias inflan con tu dinero a Mediaset y Atresmedia”.

El decreto de medidas económicas del 31 de marzo destina un fondo para las televisiones, con el objetivo de garantizar la cobertura de todo el territorio nacional de la TDT, ampliándola del  90% al 96% de cobertura. Este fondo se repartirá de forma desigual entre las empresas televisivas, ayudando a especial a las más pequeñas debido a su menor capacidad financiera. Mediaset y Atresmedia, los principales grupos de comunicación españoles, señalados por Vox, “sólo ingresarían a través de este tipo de subvenciones 3 millones de euros cada una. Es decir, una cantidad insignificante para unos grupos que ingresan en torno a 1.000 millones de euros al año” según el periodista de El Español JuanMa Fernández.

 

Acusaciones contra el 8M

Los dos partidos de la oposición coincidieron en criticar que se permitieran en su momento las marchas feministas del 8M. Consideran que contribuyeron a expandir el virus de forma exponencial, poniendo como ejemplo que las ministras Carmen Calvo y Carolina Darías participaron en la marcha y se contagiaron.

La combinación de la crítica a los medios y el feminismo fue el caldo de cultivo para el linchamiento mediático de Miguel Lacambra el 29 de marzo. Con este nombre el ingeniero Diego Álvarez Miguel creó un perfil de Twitter desde el que el 12 de marzo comenzó a divulgar sus análisis de las estadísticas de víctimas del coronavirus, generando gráficas que enfatizaban las disminuciones porcentuales de las tasas de crecimiento. La cuenta creció rápidamente en número de seguidores, heredados en buena manera del periodista Antonio Maestre, muy activo y polémico en la red social y que se hizo eco de sus análisis.

La publicación digital La Marea propuso a Lacambra hacer un análisis estadístico para desmontar las tesis de la ultraderecha de que las manifestaciones del 8M fueron la espoleta del contagio de virus. Su artículo se publicó el 26 de marzo, sin que La Marea señalara que el nombre del autor era un pseudónimo.  El perfil de Lacambra en Twitter mostraba además una foto generada por inteligencia artificial.

Ambos elementos, sumados con un crecimiento de seguidores e influencia muy alta y un rechazo frontal a sus tesis, generaron una tormenta en Twitter que hizo que su nombre se convirtiese en trending topic. Desde Twitter se acusó al periodista Antonio Maestre e incluso al propio gobierno de ser los creadores del perfil.

Una vez más, la discusión estuvo alimentada desde la extrema derecha. No hubo apenas discusión sobre los cálculos y los argumentos de Miguel Lacambra. Como señaló el periodista de El País Jordi Pérez Colomé, “la historia ejemplifica muy bien el ecosistema de Twitter. Hoy en la red gana la narrativa de quienes sabían que el coronavirus iba a ser una pandemia. El Gobierno no está en ese grupo”.

Fue precisamente Pérez Colomé quien desveló la identidad real de Miguel Lacambra. La analista de datos Mariluz Congosto analizó el crecimiento de la cuenta de Twitter para demostrar que se debió a la transferencia de seguidores desde el entorno de Antonio Maestre y no a una estrategia artificial. La Marea corrigió la atribución del artículo y se disculpó con sus lectores. Pero estas estas verdades factuales no han servido para contrarrestar el enorme ruido que la extrema derecha está generando para poner en duda la actuación del gobierno y para marcar la agenda mediática en función de sus intereses.

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