La responsabilidad del periodista en la sociedad del like

17 agosto 2021 • Ética y libertad de expresión, Reciente • by

Sin reparar en las posibles consecuencias sociales, deontológicas o legales de alguna de sus exclusivas y titulares, algunos periodistas se han embarcado en la retórica del like y los clics para sobrevivir en la sociedad del mercantilismo y la posverdad. De la necesidad de comprender el mundo a través de una pantalla en la que cualquiera puede participar surge la obligación de demandar un mayor rigor y desempeño a los profesionales de la información.

El auge de las plataformas de streaming, las redes sociales, la incorporación de nuevas formas de comunicar y, con ello, nuevos comunicadores, ponen en cuestión la praxis periodística. Envueltos en el fervor del like y la demanda de las audiencias, muchos periodistas -que no todos- parecen haber apostado por ignorar la responsabilidad ética que les identifica como profesionales de la información. En ese sentido, se hace indispensable identificar las cualidades que hacen al periodismo necesario en una sociedad compleja y cambiante.

«Conciencia de clase»

Las nuevas formas de comunicar han abierto las heridas del periodismo que apunta Isidro Jiménez Gómez y que han ido creciendo a lo largo de los años, como la falta de rigor informativo y la deslegitimación. Por ello es necesario lo que J.M. Aguirre denominó, en el cuarenta aniversario de la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM, «conciencia de clase», un término que hace alusión a los pilares de la ética, la educación y la reputación (elaborados por Joseph Pulitzer) como elementos necesarios que definen el buen ejercicio de la profesión.

A través de esta «conciencia de clase», los periodistas y los estudiantes de esta profesión entenderían lo sumamente importantes que son para la sociedad, y podrían distinguirse del resto de los comunicadores que han surgido tras la expansión de los mass media y los social media. En una sociedad en la que cualquiera con un perfil en internet puede difundir contenidos, se ha de poner en valor la calidad y el rigor del periodista como agente fundamental en el tratamiento de información mediante esta «conciencia de clase».

Sin embargo, este tratamiento -en ciertas ocasiones- ha dejado mucho que desear en cuanto a si se trata de visibilizar o espectacularizar un determinado contenido, como el programa de Mediaset: Rocío Carrasco, contar la verdad para seguir viva analizado en EJO. En estos casos, la ética informativa se cruza con los derechos que atañen directamente a la dignidad de la persona.

Ética informativa

El tan invocado derecho a informar no ampara todo y existen unos límites que el periodismo responsabilizado no debe cruzar. Los derechos de la persona (intimidad, honor e imagen) suponen esa barrera al derecho a informar del periodista.

Estos son límites básicos, inherentes a la dignidad humana y, por ello, inseparables e ineludibles a la condición de respeto de las garantías hacia la persona. Su cumplimiento no es una «restricción de libertades», sino un compromiso garantizador de la convivencia, del respeto y de los fundamentos de la libertad de expresión y el deber moral como periodistas. Un compromiso que gran parte de los periodistas avalan, como el profesor Rodríguez Uribes (UC3M) que pone de manifiesto que la libertad de expresión es «la columna vertebral» de las sociedades democráticas y liberales, donde lo siempre hay «límites que justificar»

La deontología del periodista de la ética informativa supone tanto una definición de la buena praxis de la profesión, como un marco indispensable en defensa del compromiso por la dignidad humana y la voluntad de preservación de los derechos y deberes democráticos.

Responsabilidad en la era digital

La llegada de internet y su facilidad de comunicación, además de ser un gran avance, ha ayudado a la propagación de bulos y desinformación sin precedentes para obtener visitas y likes. En el tratamiento de esta información delicada se hace indispensable la responsabilidad y el compromiso deontológico de todos los periodistas. Iñaki Gabilondo comentó en I Congreso de Periodismo y Comunicación Global en la UCM que “este es un oficio que tiene una gran responsabilidad pública que no sólo se justifica por el número de me gustas, el número de oyentes o el número de espectadores”.

Entre la difusión de información en internet surgen portales como Maldita.es, Newtral o XNET, que ejemplifican el deber deontológico del periodismo como pilar de cambio, progreso y conservación de los valores y derechos. No atienden a likes, sino a su compromiso profesional.

Conocer esta «conciencia de clase» y la ética informativa es un compromiso esencial para los profesionales de la información para evitar la desinformación y garantizar un compromiso certero entre todos los periodistas. En la sociedad del like, el periodismo debe tener un mayor rigor y desempeño profesional con los que demostrar lo vivo y necesario que es este oficio para todos y todas.

Fotomontaje: Imagen de comprarlikes.es superpuesta a la del periódico de estepais.com

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