Traducción: Ainhoa Pérez, Lucía Molina y Andrea Lázaro
Los países del Este de Europa son particularmente buenos jugando a desmantelar desinformación utilizando nuevas tecnologías de la información. Especialmente los Estados Bálticos y Ucrania que continúan siendo blanco de los ataques permanentes de desinformación rusos.
En Ucrania dichas historias son seguidas por Stopfake, un proyecto fundado en 2014 por jóvenes expertos y estudiantes de medios locales. Pero los operadores de esta página web de verificación de hechos todavía tienen mucho que hacer. Solo en diciembre de 2017 han tenido que corregir historias falsas de Rusia cada pocos días, incluyendo el reclamo de la agencia de noticias Sputnik de que la Comisión Europea ha acusado a la ONU de difundir informes falsos de violaciones de derechos humanos en Crimea.
Historias falsas donde quiera que mires
Ficticio también fue el anuncio de que el presidente ucraniano Poroshenko quería separar la Cuenca del Donets de Ucrania con un muro, dice Dariya Orlova, una investigadora en la Mohyla School de Periodismo en Kiev. Otras historias han tratado de sugerir una “normalización” de la situación en el país: muchos canales rusos han transmitido una historia sobre una avalancha de turistas ucranianos en Crimea. Nada de esto era verdad, la historia fue completamente inventada.
En otros países de Europa del Este, ocasionalmente las historias falsas se propagan como incendios forestales. Uno de ellos, según Sandra Stefanikova (Universidad Charles, Praga), era una información falsa sobre una nube radioactiva que venía de una planta de energía nuclear francesa. La historia fue compartida de manera masiva en las redes sociales. En la República Checa, muchas páginas oscuras han circulado dichas historias pero sus operadores se mantienen principalmente en la oscuridad.
Según Gabor Polyák (Universidad de Pecs) y Michal Kus (Universidad de Wroclaw), las historias falsas se han convertido en una herramienta política. En países políticamente polarizados como Hungría y Polonia, la oposición normalmente acusa a los medios públicos, controlados por el gobierno, de difundir “fake news”. Las divisiones políticas en ambos países van tan hondo que los partidos de la oposición están constantemente acusándose de difundir desinformación.
Mientras que la mayoría de los medios de corriente principal en el Este y en el centro de Europa continúan percibiendo la desinformación y la propaganda de Rusia y los medios aliados de esta como una amenaza, Polyák dice que en Hungría, los medios públicos están prestando más y más atención a la propaganda rusa, un descubrimiento confirmado por otras fuentes. La mayoría de los medios tradicionales están y van a seguir bajo el control del Primer Ministro Viktor Orbán.
La situación en Rumania
En Rumanía, las “fake news no son de hoy”, dice Raluca Radu, el director del programa de periodismo en la Universidad de Bucarest. Muchos más políticos que antes están elucubrando sus propias teorías conspirativas y más periodistas están siendo expuestos a dichas historias. Por ejemplo, Livizu Dragnea, el líder del actual gobierno socialdemócrata en Rumanía, reclamó que el filántropo George Soros tiene estrechos vínculos con servicios de inteligencia extranjeros, una teoría conspirativa también escuchada en otros estados centroeuropeos.
El personal encargado de comprobar los datos lo tiene difícil a la hora de seguir los fuegos cruzados entre políticos, dice Radu. Incluso medios consagrados utilizan ocasionalmente informes falsos para atacarse unos a otros. Radu señala a Ovidiu Drobotá. Se dice que ella fue la que inventó la historia de que el Papa Francisco apoyó la candidatura de Donald Trump, una historia que se hizo viral rápidamente.
La lucha contra las “Fake news” es un tema de discusión pública
Un foco popular de las “historias falsas” en el Este y en el centro de Europa es Alemania y su canciller Angela Merkel. Debido a su tamaño, su poder económico y su historia, Alemania es particularmente adecuada para remover miedo y odio. En Europa del Este por ejemplo, los “medios alternativos” se aferran a la narrativa de que los alemanes están a punto de ganar el control de toda Europa, dice Silvia Stöber, que trabaja para Faktenfinder (buscadores de hechos) del programa público alemán de noticias diarias Tagesschau.
Los teóricos de la conspiración, están normalmente bien conectados unos con otros. Ellos dependen, según Stöber, de fuentes alternativas en alemán. Muchas veces reproducen medios alemanes de manera incorrecta o afirman que encuestas online son representativas de la opinión pública. Por ejemplo, una web checa citó una encuesta hecha por el blog suizo Alles Schall und Rauch, según el cual Angela Merkel haya sido votada como “la más mentirosa entre los políticos en 2015”. La historia fue incluso después retomada por el canal estatal iraní Press TV.
En la República Checa, dice, había “rumores de que Facebook quiere hacer algo contra las “fake news””, pero hasta ahora nada ha ocurrido. “Ni Facebook ni Twitter tienen oficina en la República Checa- excepto por razones de marketing”, dice Stefanikova.
¿No hay bots en Europa del Este?
Una cosa que es, según investigadores, apenas reconocida en estos países, son los bots sociales. Estos robots pueden escribir, dar “me gusta” y compartir mensajes y más cosas. En el caso de la República Checa, Stefanikova sospecha que su ausencia es debida al idioma checo, que no puede ser fácilmente automatizado. En Polonia, también, la discusión está más centrada en el “factor humano”, especialmente trolls más que bots, dice Michal Kus. La ucraniana Dariya Orlova también enfatiza lo difícil que es probar su influencia.
Los observadores del centro y del este de Europa también sospechan que los usuarios de medios en sus países generalmente están menos impresionados e influenciados por el giro de Kremlin que por sus vecinos del Oeste. Reid Standish, que trabaja para el diario Foreign Policy y es responsable de Rusia, Ucrania y Asia Central, dice que ha observado un agudo incremento de las “fake news” y propaganda en Finlandia, los Estados Bálticos y otros países del Este de Europa tras la desanexión de Rusia con Crimea. La larga historia de Finlandia, como país vecino de Rusia, obliga al país a lidiar constantemente contra los tratos de influencia en la opinión pública por parte de Rusia. Todavía, mientras otros sufren, Finlandia está bien armada contra dichos ataques gracias a su fuerte sistema de educación pública y a un gobierno que reacciona contra la propaganda de manera astuta y profesional.
La mejor defensa no es corregir la desinformación, “sino oponerse a ella con una narrativa positiva,” dice Jed Willard de la Universidad de Harvard, asesor del gobierno finlandés en cómo combatir las “fake news” y la propaganda. Recientemente la Unión Europea ha creado su propio grupo de expertos para desarrollar estrategias para combatir la desinformación. En Ucrania, sin embargo, una cierta “fake news fatiga” se ha desarrollado, dice Orlova. Todavía, los expertos en Ucrania esperan que el Oeste despertará de lo que ven como una gran amenaza.
Mientras que en muchos países del Este y del Centro de Europa están preocupados, los investigadores tienen cuidado a la hora de atribuir demasiada importancia a las “fake news”. Muchos discuten que el propio término es engañoso y no debería de ser usado más porque puede significar muchas cosas. El Instituto de Reuters en la Universidad de Oxford recientemente ha publicado un hoja de hechos sobre “fake news” en Europa que cuestiona su impacto.
Este artículo es un fragmento del nuevo libro del autor“Die informierte Gesellschaft und ihre Feinde. Warum die Digitalisierung unsere Demokratie gefährdet” (The Informed Society and its enemies. Why digitalisation threatens our democracy).
Cinco de los expertos citados son miembros del European Journalism Observatory: Gabor Polyak (University of Pecs, Hungary), Dariya Orlova (Mohyla School of Journalism, Kiev), Raluca Radu (University of Bucharest), Liga Ozolina (Turiba University, Riga) and Sandra Stefanikova (Charles University Prague).
Artículo original: https://en.ejo.ch/specialist-journalism/fake-news-and-disinformation-in-eastern-europe
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