La revolución mediática de Afganistán

Afganistán

31 agosto 2021 • Entradas recientes, Ética y libertad de expresión, Reciente • by

En los últimos años, el sistema mediático afgano ha cambiado rápidamente, volviéndose cada vez más progresista. Pero ¿es esto suficiente para cambiar también la sociedad? De 1996 a 2001, Afganistán fue un país sin imágenes. De hecho, cuando los talibanes tomaron el control de la capital, Kabul, en 1996, casi todos los medios de comunicación fueron tachados de “anti-islámicos” y prohibidos, y el flujo de información fue monopolizado por el gobierno y el Estado.

Sin embargo, tras el derrocamiento del régimen talibán en 2001, el sistema de medios de comunicación afgano comenzó a florecer de nuevo. La creencia de que los medios de comunicación orientados al mercado acelerarían el desarrollo de la democracia estaba ganando impulso en ese momento, y Estados Unidos estaba realizando importantes inversiones en empresas privadas. Como consecuencia, el sector de las comunicaciones se desreguló en gran medida.

En 2018, Afganistán contaba con 96 canales de televisión, 190 emisoras de radio y 231 periódicos, 26 de ellos diarios. El acceso y uso de Internet aumentó rápidamente, con unos 9-10 millones de personas navegando por la red. En la actualidad, el país cuenta con una estructura mediática híbrida formada por medios privados-comerciales (nacionales, locales, étnicos, religiosos y políticos) y otros controlados por el gobierno.

Una voz para los grupos marginados

Con más de 35 millones de habitantes, Afganistán tiene una gran diversidad étnica y cultural. Expertos, como el politólogo e historiador italiano Günther Pallaver, han destacado el poder de los medios de comunicación para desafiar los prejuicios, reducir las tensiones étnicas y apoyar la construcción de la paz. En Afganistán, los medios de comunicación desempeñaron un papel importante en el desarrollo de una “identidad compartida” que podía utilizarse para promover la cohesión social. Los medios de comunicación también contribuyeron a crear un espacio público en el que se podía comunicar el “establecimiento y la supervivencia de la sociedad”.

 

El pluralismo de los medios de comunicación en Afganistán después de 2001 ha contribuido sin duda a la creación de una sociedad más abierta. Además, representa la diversidad del país, el pluralismo también ha ayudado a las minorías y a los grupos marginados a tener voz y a concienciar sobre los problemas que les afectan. Las plataformas digitales han desempeñado un papel fundamental en este proceso: el periodista afgano Ali Seerat, por ejemplo, describe lo ocurrido en el país como una «revolución de los medios de comunicación en línea» que ha cambiado fundamentalmente la estructura de comunicación de la sociedad afgana.

El megáfono de las redes sociales

Cerca de un 20% de la población afgana utiliza ya las redes sociales. Se trata en su mayoría de personas jóvenes, que residen en entornos urbanos y tienen una buena formación. Los medios de comunicación social son también la plataforma elegida por muchos grupos marginados, como las mujeres, las minorías étnicas y los adolescentes, para poner de manifiesto sus preocupaciones e impulsar el cambio. Por ejemplo, el número de mujeres que se comunican en línea ha aumentado rápidamente en los últimos años.

Hoy en día, las mujeres utilizan plataformas como Twitter y Facebook para abrir el debate sobre temas como el feminismo y la igualdad de género. Por ejemplo, la cantante y activista Aryana Sayeed habla ahora a una audiencia virtual de más de 500 mil personas, mientras que la política Fawzia Kofi, nominada al Premio Nobel de la Paz en 2020, llega a más de 400 mil personas en Twitter.

Sin duda, los medios sociales han contribuido a reforzar los movimientos de protesta en Afganistán. El “Movimiento Tabassum” de 2015, el “Movimiento de la Ilustración” de 2016 y el “Movimiento por el Cambio de 2017, todos ellos organizados a través de las redes sociales, movilizaron a cientos de miles de personas. Además, las redes sociales también han permitido a la diáspora afgana conectarse y participar en campañas internacionales de activismo. Estos nuevos comunicadores digitales superaron las barreras fronterizas y rompieron con los mecanismos tradicionales de control en Afganistán, adoptando los rasgos de una verdadera diáspora global.

En junio de 2020, por ejemplo, los afganos que viven en todo el mundo organizaron una protesta masiva online con los hashtags #AfghanLivesMatter y #IAmBurning. Las manifestaciones en todo el mundo exigieron justicia para los migrantes y refugiados afganos en Irán y otros países. Otro fenómeno es el de los influenciadores afganos, algunos de ellos de alcance mundial. Haniyeh Mazari, por ejemplo, tiene varios miles de seguidores. Tiene 18 años, vive en Múnich y participa en importantes debates con afganos de todo el mundo sobre el papel de la mujer en la sociedad.

Por su parte, el influencer Qari Isa, residente en Fráncfort, celebra debates en directo en YouTube con talibanes de Afganistán que se conectan a través del teléfono móvil. Cientos de miles de personas siguen regularmente estos debates y se unen a las conversaciones online. Según Wazhmah Osman, investigadora de comunicación estadounidense de ascendencia afgana, los medios de comunicación han hecho posible debates fundamentales sobre los derechos de la mujer, la democracia, la modernidad y el Islam.

Cambio social

Esta nueva comunicación abierta también devuelve la esperanza de mantener e incluso acelerar el cambio social en el país. Sin embarro, al mismo tiempo, también hace visibles las tensiones sociales entre los diferentes grupos étnicos, aunque esto puede verse también como un signo positivo de progreso. Las discusiones públicas, los debates y la negociación de estos conflictos son una expresión de la cohesión de los diferentes grupos sociales del país.

Ciertamente, este público participativo en evolución permite una conversación más abierta y accesible sobre el establecimiento y mantenimiento de la sociedad, que no es solo para las élites. El desarrollo de estas estructuras de comunicación es un momento crucial en la historia de Afganistán porque no sólo desafía el estatus del país como «sociedad tribal cerrada e introvertida», sino que facilita un cambio social continuo y sostenible.

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